Se asomó por la ventana, pero no distinguió forma alguna. No sabía qué había debajo. Aquella ráfaga de viento frío que golpeó su rostro le revolvió el cabello y heló sus mejillas. Sabía que estaban enrojecidas: le hormigueaban.
Un ruido afuera, en el pasillo, la hizo abandonar sus pensamientos. Unas pisadas se acercaban rápidamente, sabía que pronto llegarían y se la llevarían.
La muerte era el único final, pero había dos caminos hacia éste. Ella podía elegir cómo emprender ese viaje.
Oscuro, frío y muy profundo, era lo único que sabía sobre ese lugar... y no sintió miedo. Una cálida ola de siego inundó su cuerpo.
Pasos cercanos. Entraron por la puerta.
Suspiró.
...y lo hizo, saltó por la ventana.
L.W.O.
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