El piso 15. Necesitaba llegar a la planta baja rápidamente. Llamé al ascensor
5, 6, 7, 8... Acudía a mi llamado rápidamente, pero al llegar al piso 9 se detenía. La flecha que indicaba la dirección de su trayecto cambió de color, de verde a ámbar. Empezó a parpadear.
Comencé a desesperarme. Apreté con fuerza los botones para que subiera el otro elevador. Nada.
Mi impaciencia se volvió enojo. Escuché que el elevador avanzaba: sentí miedo. ¿Y si me quedaba atorada al querer bajar?
No lo usaría, pero no estaba segura si bajar por las escaleras o saltar por la venta. Si saltaba llegaría más rápido abajo.
L.W.O
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